Cornudo y apaleado (Tras de cornudo apaleado)

Empleamos esta significativa expresión para dar a entender que una persona que ha sufrido una ofensa o un daño, sufre aún otro mayor. ¿Hay algo peor que ser engañado por la propia mujer?... Pues sí, que en vez de consolarte, te apaleen... ¿o no? Ya ves, tengo un accidente y destrozo el coche; me compro otro y a los dos días me lo roban... Cornudo y apaleado. El origen de la frase, que originariamente era tras de carnudo, apaleado, o sobre carnudo, apaleado, está en un cuento recogido por Giovanni Boccaccio (1313-1375) en la novela séptima de la séptima jornada de El Decamerón. Cuenta la historia de una mujer, enamorada del criado y con ganas, e intención, de llevárselo a la cama. Para burlar al marido, le informa de que el criado está enamorado de ella y quiere verla en el jardín. Ante esto, el marido se viste con las ropas de la mujer y acude al jardín. Mientras aquel vigila, los dos amantes se reúnen con total tranquilidad. Tras una larga noche de amor, y para completar la burla, baja el criado con un garrote y apalea al amo haciéndole creer al pobre desgraciado que está apaleando a la mujer, mientras grita: «Desgraciada, traidora, no sólo engañas a mi señor sino que crees que yo también lo iba a engañar.» Con lo que el criado libera a la mujer de la sospecha, demuestra al señor su lealtad y queda este último, cornudo, apaleado y, encima, satisfecho. El relato se hizo muy popular en España durante el siglo XVI y lo recogen diversos autores de esa época, entre ellos el gran cuentista valenciano Juan de Timoneda (1520-1583) en su Sobremesa y alivio de cami-nantes.

Referencias
Giovanni Boccaccio
(1313 – 21 de diciembre de 1375), fue un escritor y humanista italiano. Es uno de los padres, junto con Dante y Petrarca, de la literatura en italiano. Compuso también varias obras en latín. Es recordado sobre todo como autor del Decamerón.
Biografía
Giovanni Boccaccio nació en junio o julio de 1313, hijo ilegítimo del mercader Boccaccio (Boccaccino) di Chellino, agente de la poderosa compañía mercantil de los Bardi. Nada se sabe con certeza acerca de la identidad de su madre. Se discute dónde nació Boccaccio: pudo haber nacido en Florencia, en Certaldo o, incluso, según algunas fuentes, en París, lugar al que su padre debía desplazarse a menudo por razón de su trabajo. Se sabe que su infancia transcurrió en Florencia, y que fue acogido y educado por su padre, e incluso continuó viviendo en la casa paterna después de 1319, cuando el mercader contrajo matrimonio con Margherita dei Mardoli. Boccaccio vivió en Florencia hasta 1325 o 1327, cuando fue enviado por su padre a trabajar en la oficina que la compañía de los Bardi tenía en Nápoles.
Como Boccaccio mostrara escasa inclinación hacia los negocios, el padre decidió en 1331 encaminarlo hacia el estudio del derecho canónico. Tras un nuevo fracaso, se dedicó por entero a las letras, bajo la tutela de destacados eruditos de la corte napolitana, como Paolo da Perugia y Andalò di Negro. Frecuentó el ambiente refinado de la corte de Roberto de Anjou, de quien su padre era amigo personal. Entre 1330 y 1331 enseñó Derecho en la Universidad de Nápoles el poeta stilnovista Cino da Pistoia, quien tuvo una influencia notable en el joven Boccaccio.
La mañana del 30 de marzo de 1331, sábado santo, cuando el autor tenía veintitrés años, conoció a una dama napolitana de la que se enamoró apasionadamente —el encuentro se describe en su obra Filocolo—, a la que inmortalizó con el nombre de Fiammetta («Llamita») y a la que cortejó sin descanso con canciones y sonetos. Es posible que Fiammetta fuese María de Aquino, hija ilegítima del rey y esposa de un gentilhombre de la corte, aunque no se han encontrado documentos que lo confirmen. Fiammetta abrió a Boccaccio las puertas de la corte y, lo que es más importante, lo impulsó en su incipiente carrera literaria. Bajo su influencia escribió Boccaccio sus novelas y poemas juveniles, desde el Filocolo al Filostrato, la Teseida, el Ameto, la Amorosa visión y la Elegía de Madonna Fiammetta. Se sabe que fue Fiammetta la que puso fin a la relación entre los dos, y que la ruptura le causó a Boccaccio un hondo dolor.
En diciembre de 1340, después de al menos trece años en Nápoles, tuvo que regresar a Florencia a causa de un grave revés financiero sufrido por su padre. Entre 1346 y 1348 vivió en Rávena, en la corte de Ostasio da Polenta, y en Forlì, como huésped de Francesco Ordelaffi; allí conoció a los poetas Nereo Morandi y Checco di Melletto, con los cuales mantuvo después correspondencia.
En 1348 regresó a Florencia, donde fue testigo de la peste que describe en el Decamerón. En 1349 murió su padre, y Boccaccio se estableció definitivamente en Florencia, para ocuparse de lo que quedaba de los bienes de su padre. En la ciudad del Arno llegó a ser un personaje apreciado por su cultura literaria. El Decamerón fue compuesto durante la primera etapa de su estancia en Florencia, entre 1349 y 1351. Su éxito le valió ser designado por sus conciudadanos para el desempeño de varios cargos públicos: embajador ante los señores de Romaña en 1350, camarlengo de la Municipalidad (1351) o embajador de Florencia en la corte papal de Aviñón, en 1354 y en 1365.
En 1351 le fue confiado el encargo de desplazarse a Padua, donde vivía Petrarca, a quien había conocido el año anterior, para invitarlo a instalarse en Florencia como profesor. Aunque Petrarca no aceptó la propuesta, entre ambos escritores nació una sincera amistad que se prolongaría hasta la muerte de Petrarca, en 1374.
La tranquila vida de estudioso que Boccaccio llevaba en Florencia fue interrumpida bruscamente por la visita del monje sienés Gioacchino Ciani, quien lo exhortó a abandonar la literatura y los argumentos profanos. El monje causó tal impresión en Boccaccio que el autor llegó a pensar en quemar sus obras, de lo que fue afortunadamente disuadido por Petrarca.
En 1362 se trasladó a Nápoles, invitado por amigos florentinos, esperando encontrar una ocupación que le permitiese retomar la vida activa y serena que había llevado en el pasado. Sin embargo, la ciudad de Nápoles en la época de Juana I de Anjou era muy diferente de la ciudad próspera, culta y serena que había conocido en su juventud. Boccaccio, decepcionado, la abandonó pronto. Tras una breve estadía en Venecia para saludar a Petrarca, en torno al año 1370 se retiró a su casa de Certaldo, cerca de Florencia, para vivir aislado y poder así dedicarse a la meditación religiosa y al estudio, actividades que sólo interrumpieron algunos breves viajes a Nápoles en 1370 y 1371. En el último período de su vida recibió del ayuntamiento de Florencia el encargo de realizar una lectura pública de La Divina Comedia de Dante, que no pudo concluir a causa de la enfermedad que le causó la muerte el 21 de diciembre de 1375.

Fuente: Wikipedia

4 comentarios:

Veronica dijo...

Conozco la historia. Una tragedia para la bella dama insurrecta. Antes de impeler a un caballero a semejante aventura, habrá que hacer un estudio de campo, no sea cosa que el caballero resulte escrupuloso y todo... todavía quedan!

Saludos.

Anónimo dijo...

Mademoiselle V., ma cherie, genial idea la de hacer un "ètude de champ" ante la probable escupulosidad de la víctima o futura víctima de adulterio.
Me pregunto qué hubiera pasado si la viperina dama hubiese planeado la estrategia por su cuenta, en lugar de a medias con su amante como sugiere implícitamente la historia -no tengo el gusto de conocer el texto original en su totalidad.
Quizás esta posibilidad ya se le ocurrió a Bocaccio y quizás escribió un Decamerón "Apócrifo". Investigaremos.
Gracias por su constante visita.
Salut!

kujavi dijo...

La Historia del Cornudo Apaleado es mítica. Yo utilizo mucho esta expresión. Recuerdo que un profesor de italiano me habló del Decamerón y desde entonces es uno de mis libros preferidos

Javier Casas Martin dijo...

Me dejo la novia, después de apalearme y ponerme los cuernos