A ojo de buen cubero


Cuando terminen de leer el siguiente post, van a llegar a comprender el método que utilizamos para seleccionar las frases, locuciones y expresiones que publicamos en este definicioso blog.
Lo decimos porque el origen del dicho ‘a ojo de buen cubero’ radica en el criterio con que se fabricaban las ‘cubas’ en la época del feudalismo. Era entonces todo absolutamente arbitrario, incluso (valga la inevitable redundancia) la capacidad de las medidas de capacidad –que hoy se miden en metros cúbicos, litros, onzas líquidas, galones, etc.
De tal calaña eran las ‘cubas’, que en realidad llevaban tal nombre gracias a sus homónimas utilizadas para almacenar, contener, acarrear y –sin duda- medir una équis cantidad de líquido (preferimos vino, si son tan amables los señores).
Gracias a la tirana y repudiable arbitrariedad que les otorgaba el poder autoimpuesto a los señores feudales, ocurría inevitablemente que los cuberos (fabricantes de cubas; no confundir con ‘habitantes de la isla de Cuba’, que son cubanos, ni siquiera cubenses) fabricaran las cubas según el capricho de sus gobernantes, éstas jamás poseían un valor fijo, es decir, cada feudo poseía cubas del tamaño…que las poseía, así de lindo.
De ahí que esto dio pie a que surgiera la expresión que aquí tratamos de ventilar y que se utiliza cuando queremos decir que una cosa está hecha sin medida o de forma antojadiza. O ‘a la que te criaste’ como diría mi madre, en un severo ataque de desconocimiento de su responsabilidad en la crianza que ella misma diera en citar.
Brindemos por ella con una cuba, mis queridos lectores!

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