Quedar en Pampa y la vía

Muchas pueden ser las conexiones a establecer con la palabra pampa (ver algunas). Quizá varios de ustedes la hayan conocido tras haber oído los famosísimos versos del poema “El Ombú” (*) que cito a continuación:
“Cada comarca en la tierra
tiene un rasgo prominente
el Brasil su sol ardiente
minas de Plata el Perú
Montevideo su cerro
Buenos Aires, patria hermosa
tiene la pampa grandiosa,
la pampa tiene el ombú”.

Diré, sin reparos, que La Pampa no tiene tanto ombú como dice el poema. El árbol típico de la región, que se puede ver en la mitad superior del escudo de esta provincia argentina, es el Caldén (ver artículo).
El ombú (Phytolacca dioica), según los especialistas, sería oriundo de la región Nordeste de la Argentina (El Libro del Árbol, 1973, ver fragmento).
Para culminar este apartado semántico, les cuento que el vocablo pampa proviene de la lengua quechua y significa llanura, especialmente “llanura entre montañas” (Wikipedia).
Los invasores españoles (algunos los llaman conquistadores, que sería un sinónimo) extendieron el uso del vocablo, denominando “las pampas” a las llanuras centrales de la América del Sur y “Pampas” a los pueblos originarios de la región conocida como “Llanura Pampeana” (más Wikipedia).
Pero la Pampa de nuestra frase, no posee otras cosas en común con lo anterior que su nombre y su ubicación en la Ciudad de Buenos Aires (‘Autónoma’ hace poco), que a su vez se halla en la “Llanura Pampeana”.
Esta Pampa trata de una de las calles que se cruza con las vías del ex Ferrocarril Mitre, justo después de intersecar la Av. Virrey Vértiz (paralela a las vías), a dos cuadras de la famosa estación Belgrano C, barrio de Belgrano, valga la redundancia.
Este barrio, comparte con su vecino Palermo el origen de la frase, veamos por qué.
En honor al detalle, la intersección de Pampa y la vía, está apenas unos 400 metros al noroeste del límite entre los dos barrios mencionados.
Lo diré en estos términos, entonces: La expresión empieza en Palermo –más precisamente en el Hipódromo- y termina en Belgrano –más precisamente en La Pampa 1587, más conocida como ‘Pampa y la vía’-.
En esta ya renombradísima intersección, terminaba el recorrido del tranvía que llevaba gratis –según Ñusleter-, o por diez centavos ida y vuelta –según MiBelgrano.com.ar- a los concurrentes al Hipódromo, desde 1895.
De allí partía otro tranvía hacia el centro, a diez centavos el boleto de ida.
Y allí mismo quedaban varados quienes habían dilapidado hasta el último centavo en las carreras (de caballos, claro está), debiendo volver como pudieran a sus hogares para recibir, como si no fuera poco, los reproches y recriminaciones de sus respectivos cónyuges o cualquier parientes proporcionado ad hoc por las adversas circunstancias.
Se ve que la incidencia de estos “despojos monetarios” era de tal magnitud por aquél entonces, que surgió la frase que hoy les presento, la cual con los años ha trascendido los significados puramente hípicos, dando lugar a su uso para toda situación en que alguien ha caído en la ruina económico-financiera.
Salut!

Fuentes: Wikipedia, Taringa, El Libro del Árbol (1973, Ed. Celulosa Argentina S.A.), Luis L. Domínguez, Genealogía de Luján, Ñusleter, Mi Belgrano.
Imagen: Enjoy Patagonia

Referencias
(*)El Ombú, poema de Luis L. Domínguez (1819-1843). Político argentino opositor al gobierno de Rosas.

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