Esto es una ganga

Alrededor del año 1500, las tropas españolas al mando del Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, causaban estragos en los campos de batalla italianos. En medio de estas campañas una fortaleza cae en manos hispanas. Su nombre era la plaza de Ganga. Una vez conquistada, el escaso número de españoles de la plaza se vieron prontamente sitiados por una numerosa fuerza francesa de socorro. Llegado un momento, las tropas españolas deciden que es mejor salir y luchar a campo abierto, aún estando en franca minoría. Cuando de madrugada deciden hacer una salida desesperada se encuentran que en el campamento francés, apenas verles, salen disparados dejando atrás todo el bagaje. Lo que no sabían las tropas sitiadas es que a los franceses les había llegado el rumor de que se acercaba una tropa de refresco española y, ante el temor de verse rodeados, habían iniciado una apresurada retirada. Al final, como la victoria por parte de tan exigüas tropas fue tan fácil y el beneficio tanto, una ciudad y un campamento, de ahí el dicho de “esto es una ganga”.

Fuente: http://www.elpelao.com/letras/cat2.html

Gonzalo Fernández de Córdoba y Aguilar , Duque de Santángelo (Montilla, 1 de septiembre de 1453Granada, 2 de diciembre de 1515), noble, político y militar español, duque de Santangelo y Terranova, llamado por su excelencia en el arte de la guerra el Gran Capitán.

La reforma militar del Gran Capitán

La combinación de las operaciones de combate permitió a Gonzalo Fernández de Córdoba, en el transcurso de las guerras de Italia, introducir varias reformas sucesivas en el ejército español, que desembocaron en el Tercio. La primera reorganización fue en 1503. Gonzalo creó la división con dos coronelías de 6.000 infantes cada una, 800 hombres de armas, 800 caballos ligeros y 22 cañones. El general tenía en sus manos todos los medios para llevar el combate hasta la decisión. Gonzalo de Córdoba dio el predominio a la infantería, que es capaz de maniobrar en toda clase de terrenos. Dobló la proporción de arcabuceros, uno por cada cinco infantes, y armó con espadas cortas y lanzas arrojadizas a dos infantes de cada cinco, encargados de deslizarse entre las largas picas de los batallones de esguízaros suizos y lasquenetes y herir al adversario en el vientre.

Puso en práctica, además, un escalonamiento en profundidad, en tres líneas sucesivas, para tener una reserva y una posibilidad suplementaria de maniobra. Gonzalo Fernández de Córdoba facilitó el paso de la columna de viaje al orden de combate fraccionando los batallones en compañías, cada una de las cuales se colocaba a la altura y a la derecha de la que le precedía, con lo que se lograba fácilmente la formación de combate. Adiestró a sus hombres mediante una disciplina rigurosa y formó su moral despertando en ellos el orgullo de cuerpo, la dignidad personal, el sentido del honor nacional y el interés religioso. Hizo de la infantería española aquel ejército formidable del que decían los franceses después de haber luchado contra él, que «no habían combatido con hombres sino con diablos».



Fuente:http://es.wikipedia.org/wiki/Gonzalo_Fern%C3%A1ndez_de_C%C3%B3rdoba

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