Estirar la pata

Los grupies del hombre de la cruz habrán escuchado y creído aquello de multiplicar los panes y los pescados pero jamás supieron que pueda estirar una pata de pollo o cualquier otra parte del ave cocinada al espiedo, horno, parrilla o tipo suprema.

Según el ensayo de testamento (auspicio, solo para entendidos) cuenta que un mediodía luego de ser retirado por María del Jardín de Infantes “Las Jirafas con Torticolis” ambos tres (madre, hijo y espíritu santo) fueron a la rotiseria porque la Santa Madre no había cocinado puesto que se paso la mañana lijando el techo de una cabaña dado que José sufre de vértigo.
Al entrar al local de comidas María noto que había olvidado su monedero y como desde aquella lejana época ya regia la ley del “hoy no se fía mañana si” (buscarla en la pagina) apenas si tenia unos duros para comprar una sola presa de pollo, María que era “loca por la pechuga”® (productores de teatro de revista abstenerse a utilizar este dicho como titulo de sus picarescas obras) tuvo otro gesto carente de egoísmo y pido una pata para darle el gusto a su hijo (los agnósticos dicen que no lo hizo por falta de egoísmo sino por falta de dinero dado que la pata es más barata que la pechuga).
Al llegar a su humilde casilla, se sentaron los tres a la mesa: María, Jesús y José (el espíritu santo se quedo en mitad de cuadra tomando una birra con los pibes, la costumbre de las juntas callejeras en las esquinas se adopto tiempo después).
Luego de bendecir los alimentos intentaron resolver en un torneo de “piedra, papel o tijera” quien comería esa única y sabrosa pata de pollo, pero el torneo no puedo terminarse ya que se impugno una jugada de José que según dicen cambio tijera por papel en la partida ante Jesús, lo cual no consta en ningún libro sagrado.
El Niño sumo otro milagro a su palmares y estiro la pata de pollo hasta transformarla en una de dinosaurio de la cual comieron los tres y le dejaron un buen pedazo para el espíritu santo ya que este solía regresar con mucha hambre de sus juntas callejeras.
Este puede que sea el origen de esta frase popular aunque no son pocos los que sostienen que “estirar la pata” se refiere a aquellos seres que deciden golpear las puertas del cielo (GN’R) reclamando su lugar bien ganado en él, desde donde cuidan y abrazan a los suyos con sus alas de pedazos de nubes.

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