Del tiempo de maricastaña

No hay certeza acerca de la existencia de este personaje, como tampoco se conoce el motivo por el cual se lo asocia con épocas remotas.

Hay quienes afirman que, efectivamente, existió en la provincia de Lugo (España) una Maricastaña quien, junto con su marido y hermanos, encabezó un partido de extracción popular que se oponía al pago de los tributos exigidos abusivamente por el obispo del lugar. Incluso, se afirma que habría sido ella misma la que ordenó matar -como represalia- al mayordomo del prelado.

Aparentemente, la fama de esta mujer se cimentaba no tanto en sus principios morales y actitudes de arrojo cuanto en su aspecto muy varonil.

Sin embargo, también hay quienes afirman que el personaje Maricastaña no es real sino ficticio y pertenecería a la leyenda celta, a través del cuento "La batalla de los pájaros", cuyo personaje central es una tal Auburn Mary (traducible como María de color castaño).

De todas formas, real o inventada, esta mujer forma parte del léxico de la mayoría de los hispanohablantes en el dicho del tiempo de Maricastaña, para hacer alusión a algo o alguien que hace mucho tiempo que está en este mundo.

Fuente: BELCA

Magosto

Los usos y costumbres, las tradiciones y los ritos, confieren identidad a una sociedad y unifican las visiones de la realidad en torno a un criterio único.
Pero en la memoria colectiva no sólo fluyen las experiencias individuales, sino también las creencias.
Básicamente Magosto, es la hoguera donde se asan las castañas, y entorno a la cual la gente se reúne a última hora del sol, en una playa, en una escuela, en un cruce de caminos… para, junto al vino y a otros suculentos alimentos, hablar de lo que tal vez nunca será o de lo que fue y siempre se dejó; o tal vez de lo que se quiso y nunca se supo.
Pero como toda costumbre, necesita un origen y sobretodo un motor. Algo que insufle vida y realidad, o cuando menos fantasías para, como en un agridulce amor, saborear sus bocados. La castaña simboliza la inmortalidad. Hasta aquí nada hay de extraño, pues entre todas las creencias que fluyen en la constelación de estrellas eclipsadas de la imaginación humana, los nuevos elementos, lejos de ser difusos, se reestructuran en una especie de negativo formando una película que se expone lejos de cualquier circuito comercial. Y tiene su lógica, pues este fruto proviene de un árbol de larga vida… y cada castaña que estalla en el fuego de noviembre, supone la liberación de un alma encerrada en el purgatorio. Una especie de resaca de muerte, fuego y brujería. Y al igual que los sueños flotan entremezclados, las tradiciones envuelven el aire en algo difuso y abismal.

¿Pero qué decir de la leyenda? Maricastaña fue la cabecilla de una revuelta, que como todos estos arranques, tienen por meta un ente o elemento de dimensiones importantes, supongo que para hacer llegar el esfuerzo a las orejas del tiempo. En este caso la iglesia. Unos abusivos tributos que el obispo de Lugo cobraba a través de su mayordomo, fue el desencadenante de esta historia, que como todas las historias, flota sin tiempo, crece sin concepto verbal; algo parecido a las leyes del universo.

Maricastaña, acompañada de su marido y sus dos hijos, dieron muerte al mayordomo del obispo, y aunque después confesaron los hechos, lo cierto es que el engranaje de la imaginación, ya estaba engrasado.
Decir de tiempos de Maricastaña para referirnos a algo que está en este mundo desde hace mucho tiempo, posiblemente no esté muy lejos de las creencias del Magosto. Y si Platón tenía razón cuando decía que el tiempo era una imagen móvil de la eternidad, ¿qué más eterno que una tradición? Aunque yo soy de los que piensa que el tiempo no existe en realidad, sino que es un concepto móvil, una transformación de todo en algo más que no somos capaces de manejar.

© Miguel Ángel Esteban

Fuente: sylvieficacion.webcindario.com/el_tintero/mer...

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