Quedarse a la luna de Valencia

El origen del dicho, que equivale a decir que alguien no ha podido conseguir lo que esperaba o se prometía, está poco claro. Para algunos autores, pudo surgir del hecho de que, debido al mal estado de la mar, los barcos no podían atracar en la playa valenciana para desembarcar a los pasajeros, y éstos tenían que pasar la noche en alta mar, quedando a la luna de Valencia. Otros suponen que lo de la luna es por el nombre que los valencianos daban a su playa, en razón a su forma semicircular. Hay folcloristas que suponen que la frase en cuestión se decía porque a ciertas horas se cerraban las puertas de Valencia, y los que llegaban a destiempo tenían que pasar la noche en un banco con forma de media luna o herradura que había a pie de la muralla. Sin embargo, para José María Iribarren, autor del libro El porqué de los dichos, el origen de la expresión es mucho más sencillo. 'Dejar a la luna' es lo mismo que 'dejar en blanco'; es decir, dejar a uno sin lo que pretendía o esperaba. Lo de Valencia fue añadido más tarde a la primitiva frase 'dejar a la luna'.
Fuente: Interdesign

2 comentarios:

Dulce Iborra dijo...

La ciudad estaba amurallada y tenía 12 puertas. Dos de ellas todavía siguen en pie: Torres de Serrano y Torres de Quart http://www.google.es/search?q=torres+de+serranos&hl=es&biw=1366&bih=533&prmd=imvns&tbm=isch&tbo=u&source=univ&sa=X&ei=fnWMTsWlNNOn8QOE6O3RBg&ved=0CDIQsAQ. A una hora determinada esas puertas cerraban. Si los carruajes no llegaban antes del cierre, la gente se quedaba a la luna de valencia toda la noche. Por eso, si te relajas o si te quedas sin algo por tranquilazo, se dice "estabas a la luna de valencia" que significa lo mismo que estar en la parra.

Unknown dijo...

Como dice Dulce, cuando anochecía, se cerraban las puertas de la muralla que rodeaba la ciudad de Valencia, por lo que el que no llegaba a tiempo se quedaba fuera de las murallas a pasar la noche, o sea, bajo la luna y las estrellas. De esto viene la expresión "quedarse a la luna de Valencia", es decir, llegar tarde a algo y quedarse sin ello. Así de simple, ni barcos, ni banco en forma de herradura, ni la forma de la playa.