Generalmente, cuando oímos una queja, pedido de auxilio o justificación algo tardíos, de manera que resulta prácticamente imposible atender, solemos utilizar irónicamente el dicho tarde piaste, integrado por el adverbio de tiempo y el participio del verbo "piar".
En realidad, en el propio sentido de este verbo está contenido el significado del dicho, sobre cuyo origen se manejan varias versiones, aunque se coincide en lo más esencial.
La más acertada habla de un par de estudiantes gallegos que, en ocasión de jugarle una broma a un tercero, apostaron a quién de los tres se atrevía a tragar un huevo cocido, de un solo trago. Aceptada la apuesta, los dos pícaros pusieron dos huevos cocidos y uno crudo, que se encargaron de dar al incauto.
Este tomó el huevo y en el momento de pasar por la garganta del joven, el pollito pió, lo que hizo que aquel exclamara... ¡tarde piache! (forma gallega de decir ¡tarde piaste!).
En la actualidad, lo seguimos utilizando con el mismo sentido que en sus orígenes.
Fuente: DEL DICHO AL HECHO... Profesor Esteban Giménez
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