SER UN CHUSMA

Se tiene al chusmerío por ocupación de la chusma, ese “conjunto de gente soez”. Contra lo que parece, la palabra chusma tiene uso regional pero su origen es el latín vulgar y, con más precisión, proviene de “ciusma”, del genovés antiguo.
Según el “Diccionario del habla de los argentinos” (2008) chusma es el “conjunto de indios que, por su sexo, edad o condición física no combatían”.

Elena Rojas dice que chusma es un conjunto de indios “sin autoridad”. En su segunda acepción chusma es persona chismosa y entrometida. Chusmear es, pues, la acción o efecto de trasmitir chismes.
Todos sabemos aquí que el chisme o chusmerío no está encerrado dentro de las fronteras de clase. Su efecto seductor y su poder atraviesan todas esas líneas divisorias, más imaginarias que reales. Todos saben que tanto se chusmea en los barrios pobres como en los residenciales.
El chisme no opera en el vacío. Para producirlo, difundirlo y hacerlo rodar como creciente bola de nieve es necesario contar con concurso activo del chismoso, del receptor de la habladuría, y del aporte pasivo de la víctima, “de quien se habla de forma negativa y sin fundamentos”.

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