Ser la carabina de Ambrosio

Dio lugar a la frase cierto tonto célebre que cargaba la carabina con cañamones y sin pólvora, por lo que metido a atracador nadie lo tomaba en serio.
El tal Ambrosio era un labriego sevillano de principios del siglo XIX que, harto de vivir malamente, se echó al monte con una carabina que en sus manos devenía inservible. Tal era su buen corazón y era tan conocida su buena fe en la zona, que el atracado se lo tomaba a risa.
Incapaz de hacer daño, fue tomado por tonto, como les suele pasar a los que se pasan de buenos, y de vuelta a su pueblo la gente hizo chanza de él, naciendo así el dicho que nos ocupa.
Si a la frase se le añade la coletilla “colgada de un clavo”, eso es ya el colmo de la inutilidad.

Fuente: 1de3

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