
Por supuesto, esta innovación no fue bien recibida por todos los escribas y por algunas de las personas letradas, de manera que comenzaron a discrepar con la medida; tanto fue así, que para muchos, la acción de poner los puntos sobre las íes no pasaba de ser una prolijidad ociosa, propia de personas excesivamente meticulosas y maniáticas del esmero.
Con el correr del tiempo, este concepto fue desplazado por el que tiene la frase en la actualidad, es decir, ejecutar todo muy detalladamente, sobre todo lo que normalmente se hacía de manera imprecisa, aunque entre nosotros suele aplicarse a la persona que siente la necesidad de aclarar determinada situación porque prefiere las cosas transparentes.
Fuente: DEL DICHO AL HECHO... Profesor Esteban Giménez
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